El cantautor Miguel Luna ha entrado a una etapa de su carrera en la que el hambre del espíritu es más fuerte que la del estómago.
"Cuando empecé en esta carrera componía porque tenía que comer, andábamos como perros detrás de todos los cantantes para que nos grabaran.
"Todavía tengo que seguir trabajando para comer, sólo que ahora el hambre espiritual es más fuerte que la del estómago, por eso en este momento trato de hacer una selección de la gente que me pide que le escriba una canción ligth", indicó.
El cantautor estuvo en Monterrey para dar un concierto en el Centro Cultural Alfa, con el cual promociona su más reciente álbum titulado Espantapájaros. El evento fue promocionado por la estación de radio Génesis.
"Todavía sigo haciendo canciones ligth porque tengo que comer", indicó, "pero ahora trato de que digan algo y además ocupo más mi tiempo en hacer temas que tengan cierta profundidad, que no sean tan huecos.
"Creo que si en este momento me quedo sólo haciendo canciones vacías, sería como dar un paso atrás en mi carrera", agregó, "además hay una inquietud que tengo como compositor, que es ir más allá de la superficialidad".
Indicó que esa actitud ahora le hace escribir menos, pero con más calidad.
"Si fuera aerófago, es decir, si comiera aire, me dedicaría a componer todo el tiempo temas que tuvieran una complejidad más poética o filosófica, pero también tengo otro tipo de necesidades que tienen que satisfacerse", comentó.
Hasta ahora, Miguel Luna se siente complacido con los resultados que su álbum, Espantapájaros, ha tenido entre el público.
"Va lento, pero seguro", dijo, "ahora lo estamos promocionando por la zona norte del País y hemos visto que el público responde bien, quizá porque este material tiene temas que de alguna manera representan mis sueños de niño".
Agregó que el disco se pueden encontrar canciones que fueron escritas hace mucho tiempo y que representan cierta etapa de su vida.
Fuente: COPYRIGHT 1996 Agencia Reforma
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