sábado, 21 de abril de 2012

Miguel Luna: Los amores descompuestos

Foto: Fernando Aceves / Colección Auditorio Nacional
21 de abril, 2012 / Función única / 2:00 hrs. de duración / 
Promotor: Ricardo Ponce Milla 

Alejandro González Castillo 
“Soy de Torreón y le voy al Santos”, así se presenta Miguel Luna para después anunciar que su corazón está negado al amor temporalmente, pues se encuentra “Cerrado por reparación”. Herido, el compositor admite que “La melancolía” es su compañera más fiel, y lo acepta sin titubear: ha venido a ser mi mejor amiga, es mi geisha favorita, casi mi concubina. 
Su enamorada condición arrancó en 1987, como parte del dueto Luna Fría, y fue desde 1993 que inició carrera como solista con la mira de su pluma fija claramente en un blanco: “La mujer”; algo más que su inspiración, su “Oxígeno”. 
Acompañado de un cuarteto de músicos, el cantautor muestra que es capaz de hacer un rock pleno de distorsión (“Ay amor”), pero también un relajado reggae titulado “Te prefiero a ti”, el momento elegido para desabotonarse el saco, descolgarse la guitarra y gozar de los mimos de sus seguidoras al tiempo que les advierte su peligroso potencial; “noto que aquí hay muchas mujeres bonitas, el problema es que cuando se juntan más de dos se arma una revolución”. Así, recibe un corazón de goma que restriega en su pecho para de inmediato confesar que le gustaría convertirse en un singular “Héroe de historieta”, alguien que padece de pie de atleta y no le gustan las dietas… un humano que llora si bebe y lee en el baño. 
Al compositor de cabecera de Luis Miguel, Lupita D´Alessio, Bronco, Arjona y Cristian Castro, entre muchos más, le sobran amigos agradecidos por el tino de sus versos, así que esta noche se cuentan invitados como Víctor García, quien lo declara culpable de uno de sus más sonados éxitos, “Invisible”; Ana Cirré, intérprete de “Casi perfecto”; Juan Pablo Manzanero, a quien confiesa que fue gracias a su padre que decidió escribir canciones; y Lazcano Malo, “un amigo de los que son difíciles de encontrar”. Y es que la ruta del norteño ha sido larga en el mundo de la música, por eso ha recolectado fama desde que se desempeñó como productor musical del extinto Festival Valores Bacardí para luego reforzar su popularidad con un par de álbumes: Espantapájaros (1996) y Mi propio invento (2008). 
Tras adular la belleza de la noche al ritmo de “Frankenstein”, Miguel hace un lado el desparpajo de “Hey güey!” y “Vida de perros” para ponerse meditabundo: “dicen que tarde o temprano los sueños se cumplen, y hoy me ha ocurrido a mí. Gracias por permitirme cantarles mis canciones ―apenas me sé éstas― y espero que se la hayan pasado chido”. Entonces el público se levanta de sus lugares y asiente con las palmas la declaración final de la velada: “De lo bueno poco"

Ya fuera del recinto, se tiende una hilera de discos del coahuilense y un tumulto se forma frente a ella; se trata de parejas que llegarán a casa a alargar el temario de esta noche, ya a solas, con su “Sueño de locos”.


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